miércoles, 3 de mayo de 2017

Lo quiero grande y gordo: fitoreguladores, nitratos, hormonas vegetales. Y además con pesticidas.




Se nos dice que las preferencias del consumidor son las que determinan que los productos agrícolas que nos presentan en el mercado sean grandes, brillantes, sin mácula y lustrosos. Pero la realidad es que el consumidor no tiene toda la información del producto agrícola. No sabe que para llegar a ese aspecto ha sido necesario un cambio en los métodos de producción agrícola que requiere el uso de agroquímicos en abundancia. Seguramente el consumidor tomaría otra decisión si al comercializarlo se atrevieran a especificar en las etiquetas cómo se ha conseguido ese producto. Por ejemplo, cuántas aplicaciones de pesticidas se han realizado, si 12 o 15 o 30. Quizá, mejor informado, el consumidor elegiría un producto que tuviera la mitad del tamaño, con una mancha y sin brillo, si eso supone que se ha tratado 3 veces menos con pesticidas y no lleva ceras. Negando información al consumidor, es más fácil que este tome la decisión que el vendedor quiere que tome.
Porque la agricultura de producción intensiva, que es la agricultura actual, es una agricultura de producción acelerada. El presente es ya el futuro, y todos queremos hacerlo rápido. Pero rápido no significa eficiente. En agricultura, y en casi todo, podemos sustituir la eficiencia por la productividad, por la vía fácil y rápida. O podemos mejorar, siendo más eficientes mediante el conocimiento y el esfuerzo.
En la agricultura actual, en esa carrera por la productividad fácil, los agroquímicos han sido una gran ayuda. El cultivo se ha convertido en producción. Y el conocimiento ha sido sustituido por la receta: fitoreguladores, un poquito de nitrato o fosfato, tanto de herbicida, antibiótico, lo que toque de pesticidas (para prevenir, para tratar, para volver a tratar, para volver a prevenir, y algo más si el año ha sido malo), antibiótico, cuando toca, más nitratos o fosfatos. Y así.
Pero, como consecuencia de los abonos químicos, las verduras comerciales de hoy tienen una composición absolutamente diferente que no hace tanto. Generalizando, podríamos decir que tienen seis veces menos sodio, la mitad de magnesio, tres veces menos cobre y cuatro veces más potasio.
Herbicidas y pesticidas son la parte más cuestionada de los agroquímicos de la agricultura moderna. Principalmente, porque están dejando un legado tóxico en las espaldas de la sociedad.
La utilización creciente y recurrente de pesticidas ha favorecido el desarrollo de lo que se denomina resistencia genética de las plagas a los pesticidas. La llamada resistencia genética se produce porque entre los individuos que componen la población de una plaga algunos aguantan la acción del pesticida, y son los genes de esos individuos resistentes los que se transmiten. Su descendencia forma las nuevas poblaciones de la plaga. Y la acción del pesticida contra ellas será mucho menor. En muy pocos años el número de especies de plaga con resistencia a los pesticidas ha aumentado de una manera espectacular.
Los pesticidas tienen varios efectos adversos. No sólo matan a las plagas, sino también a los insectos depredadores o parásitos de las plagas y otros seres vivos, como las abejas, pájaros, ardillas, conejos, etc. Evidentemente, sus dosis tienen que estar muy controladas porque pueden tener graves consecuencias para la salud humana. Realmente, es veneno.
Sin embargo, el problema real de los pesticidas es que muy difícilmente desaparecen del medio ambiente. Permanecen en las aguas y en el aire durante años. En el año 2012 detectaron en la Antártida pesticidas que se habían prohibido 8 años antes. Los pesticidas no desaparecen fácilmente. Incluso se acumulan en la cadena trófica.
Nadie quiere informar al consumidor de la presencia de residuos de pesticidas químicos en los alimentos. ¿Se atrevería alguien a etiquetarlo (Este alimento contiene trazas de…)? Y en las pocas ocasiones en que se comenta la existencia de residuos en los pesticidas, se explica que las dosis autorizadas son tan bajas que laboratorios, autoridades, productores agrícolas, todos, aseguran que son totalmente seguros para el consumidor. Pero nadie sabe si esos residuos de aquí y allá son acumulativos en el organismo. Hay residuos de pesticidas en las frutas, las hortalizas, el vino, los forrajes de los animales, el pienso, el café, el tabaco…
Sabemos que el contacto con altas dosis de pesticidas puede producir la muerte. Pero no sabemos si una acumulación de dosis bajas, con largos períodos de contacto puede provocar problemas de salud o enfermedades graves. En el mundo actual todos estamos expuestos diariamente al contacto y a la ingestión de pequeñísimas y muy seguras cantidades de pesticidas. Pero nadie sabe las consecuencias que pueda tener en el organismo humano.
La información llega cada vez a más consumidores. Y la presión social se traducirá en legislación. La agricultura del futuro será una agricultura saludable, no contaminante y respetuosa con el medio ambiente.
Y para mejorar su productividad, se apoyará necesariamente en las nuevas tecnologías para la toma de decisiones
En FuturCrop hemos desarrollado una tecnología que automáticamente pone al alcance del agricultor la información que necesita sobre el desarrollo de las plagas que afectan a sus cultivos. La aplicación del tratamiento elegido en el momento adecuado, un larvicida en la fase de larvas de primera o segunda generación, o la suelta de parásitos de larvas en ese mismo momento, hace que ese tratamiento sea mucho más eficiente, y en ocasiones resolutivo. Pretendemos reducir la dependencia de la agricultura respecto a los pesticidas y encontrar la clave del control de plagas en la propia naturaleza.

Puedes registrarte y utilizar gratuitamente para el control de plagas



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