El cambio de prioridades de investigación y desarrollo de la industria de los plaguicidas hacia la biotecnología responde a una lógica muy simple: el costo del proceso de aprobación de un nuevo plaguicida oscila, dicen, entre 40 y 100 millones de dólares, mientras que poner una nueva variedad vegetal en el mercado cuesta en promedio menos de un millón. No lo hacen por convencimiento en la sostenibilidad y la salud humana, sino por economía.
Así, el sector biotecnológico español ha pasado del 2,78&¡% del PIB español en 2008 al 20,35% en 2016
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